Ensayo a partir del ensayo de Simmel George, 1988
De acuerdo con este autor, los problemas que aquejan a la vida moderna, se deben en gran parte a la demanda del mismo individuo por ser autónomo, independiente de la historia o la cultura de la que se rodee. Es a partir del siglo XVII que se inicia un proceso de resistencia contra el estado y la religión; la moral y la economía. La estructura social en la que el individuo citadino se desarrolla le solicita imperiosamente una especialización de acuerdo con las actividades a las que está destinado. Con esto, el hombre firma su pacto con el imperialismo del siglo XXI y al mismo tiempo vislumbra la supresión de su individualidad auténtica. Ésta última se ve obligada a ajustarse a los acontecimientos alrededor de ella; se transforma acorde a las necesidades de una estructura externa y se abandona el crecimiento interno. ¿Dónde queda el estudio holístico en nuestros días? La especialización es un sinónimo más de la limitación; dejar de ser uno mismo para formar parte de una esfera llamada metrópolis, la cual abarca los términos social, ocupacional y económico. Una mentalidad basada en la cultura de la ciudad y nada más.
Simmel George propone que el hombre que habita en la metrópoli “actúa con su cabeza y no con su corazón”, lo cual se deduce en un crecimiento del intelecto, más no en los sentimientos psíquicos y la conciencia superior.
Desafortunadamente el sujeto humano es víctima y victimario de un individualismo; pretende encontrar respuestas excluyéndose de las relaciones sociales que forman parte de un proceso natural, así como del contacto con la Madre Tierra. La situación drásticamente violenta dentro de las ciudades hastía a la gente que habita en ellas, se convierte en una monotonía eterna la cual, sólo puede resolverse construyendo nuevos caminos que nos lleven de vuelta a una sociedad comunal, al conocimiento del ser interior, el desarrollo de la conciencia y el contacto y comunicación profunda con el cosmos y con la naturaleza. En la ciudad se puede reflejar la más alta división económica del trabajo, se acompaña de tecnología entre otras mercancías; crece constantemente ante nuestros ojos. El estrés, la violencia y el caos se vuelven las peores armas contra los habitantes.
Vanamente se cree que la ciudad alimentará el interior del ser humano, sin embargo, la estructura que sostiene el mundo moderno jamás podrá darle lo que le puede darle lo que la abandonada ciencia psíquica o metafísica, entre muchos más medios podría darle para el descubrimiento de sí mismo sin ensimismarse.
La ciudad es el asesino de los campos de cosecha, de la diversidad cultural y social. Es el verdugo del trueque de materia prima producida por las manos de un trabajador. La moneda se ha convertido en un signo casi inquebrantable para el mundo entero, y al parecer… no hay retroceso en ello. Por el contrario, la vida mental contemporánea en muchos casos es hueca aunque vaya cargada de millones. La verdadera evolución de la psique es adquirir conciencia de lo que acontece y emprender acción, para beneficio propio y comunal. La hermenéutica dialéctica que tanto busca la antropología no se encuentra en la especialización, sino en la conjugación de un todo.
"El despertar de la conciencia"
"La Revolución comienza por uno mismo"
Arquimia
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